¿Es el Periodismo imparcial?




Ninguna profesión u oficio tiene tanta responsabilidad histórica como el periodismo. Esa profesión que el escritor Gabriel García Márquez definió como la más bella del mundo. Una palabra puede distorsionarlo todo, una frase puede llevar a la guerra, una mentira es capaz de destruir sueños.
La gente llega a recordar por mucho tiempo una noticia, sobre todo si esa noticia era verdadera o no. Quizá en el momento de presentarse la fuente no fue consultada lo suficiente, o los testimonios recogidos podrían tener variantes, sin embargo el objetivo de informar es lo que se pretende, ¿pero qué informar?
En Alemania surgió un individuo llamado Joseph Goebbels que creo la teoría de la aguja hipodérmica en la que una mentira repetida mil veces se convertía en verdad, recurso que fue utilizado en los medios de comunicación para generar odio en judíos y masones, así como hacer ver el gobierno Nazi como el paraíso.
Los distintos regímenes militares de América Latina procuraron hacer lo mismo, incluso distorsionaban cifras de muertos en los enfrentamientos de militares y guerrilleros. La mentira y la distorsión de la verdad era lo usual, pero la gente lo creía cuando no había un medio que expusiera la otra parte de la realidad.
El periodismo entonces comenzó a verse como un instrumento político, la comunicación genera simpatía y apoyo a cualquiera de los bandos en contienda, así como a los empresarios para defender o atacar los productos de la competencia y dominar los mercados. Los periódicos, la prensa escrita, tienen la característica de convertirse en documentos primarios que llegan a resguardarse en las hemerotecas para ser consultados por investigadores sin importar cuánto pase el tiempo, porque son un reflejo del acontecer. Al ver periódicos como La Crónica del pueblo, en la que su jefe de redacción, Jaime Suárez Quemaìn, quien fue asesinado por defender la imparcialidad y decir lo que en realidad sucedía. Eso es ser periodista, jugarse la vida por la verdad. Así sucedió con una larga fila de comunicadores durante esos años de 1976 a 1992.
La crónica del pueblo refleja lo que otros medios decidieron silenciar durante la guerra y que pocos periódicos como el Independiente o Diario Latino procuraron hacer, el primero ya extinguido y el segundo aun imprimiéndose con el nombre de Diario Co Latino. La radio ha sido por muchos años uno de los instrumentos de comunicación más utilizados. En la guerra civil salvadoreña surgieron importantes espacios como Radio Farabundo y Radio venceremos que procuraron dar la visión que no era presentada por las otras estaciones. Fueron importantes ambas partes, porque daban una muestra de la realidad y aún ahora cuando existen los medios digitales, siguen siendo escuchadas. Lamentablemente estas estaciones ya no tienen el papel que tuvieron en la guerra, ahora existen otras estaciones alternativas aglutinadas en ARPAS.
En tanto la posguerra dejó espacio para que la imparcialidad pueda darse en las estaciones radiofónicas, porque exponen la realidad con mucha imparcialidad, no se ve tan contaminada por la posición política como sucede con dos matutinos nacionales. El rostro de un presentador de noticias de la televisión llega a quedar firmemente tatuado en la mente de los espectadores, algunos incluso llegan a convertirse en presidentes como sucedió en nuestro país con Antonio Saca y Mauricio Funes.
 Los presentadores de noticias llegan a convertirse en parte de las familias, las personas los conocen y admiran, y llegan a creer en ellos. Los periodistas son importantes para la historia. Todo depende del profesionalismo y la moral de aquellos que los ejercen o de quienes poseen los medios de comunicación.
La mayoría de medios tienen propietarios que dictan el destino de estos, algunos mantienen la imparcialidad como lo hizo Miguel Pinto hace 127 años, otros en cambio no logran ese paso trascendental del equilibrio y plasmar la verdad, en su lugar la parcializan y hacen campaña para no mostrar trabajos de alcaldes que hacen bien las cosas.
Algo lamentable. Los medios de comunicación son un poder, son ese ministerio del silencio que rige el rumbo de una nación. Los medios de comunicación han logrado botar gobiernos y también cimentarlos, han conseguido cambiar la forma de ver el mundo, incluso imponer culturas. Sin embargo, los periodistas, los verdaderos artífices de la información se ven sujetos muchas veces a los designios de la jefatura de redacción y se ven en la terrible disyuntiva de obedecer al editor o escuchar su ética. Así es el periodismo, y algunos profesionales deben de someterse para no perder sus empleos. Por eso, los periodistas son individuos realmente valientes y comprometidos. Existen medios de información profesionales que procuran ser imparciales, pero hay muchos también que se dejan guiar por intereses personales y económicos, así es el mundo. Periódicos en que se despiden a personas por sus preferencias políticas o porque dijeron la verdad sobre una mala acción de un funcionario o de una empresa.
Ser periodista en nuestro país parcializado ha sido duro para las personas de izquierda o con familiares de izquierda o los que son identificados como tal aunque no tengan ninguna relación, porque están bajo la mira y pueden ser cesados cuando se sepa que seguirán más sus principios que las líneas editoriales.
 A pesar de esto, hay valientes hidalgos que deciden navegar en esos bravos campos, y a pesar de laborar en medios de ultra derecha son profesionales y coherentes.
El periodista se encarga de investigar y conocer la realidad para exponer los distintos sucesos que transcurren en nuestro país y el mundo; pero, deberán de luchar no sólo con la mentira, también contra oscuros intereses.
En verdad el oficio del periodista es incomprendido y de valientes.

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